Qué bueno un buen
masaje, pero ten cuidado, no todo es lo que parece, te tienes que empelotar y
dejar que manos desconocidas te toquen, donde sea. Como no se le va a parar a
un hombre con tanta manoseadora, por aquí, por allá, tendría que ser inhumano
para no sentir. Y al final te la
masturban, te la chupan, te comen o comes.
Inexplicablemente
te vas pensando que hice, pero luego quieres volver a sentir lo mismo, te
vuelves amigo del masajista y terminas pegado a él a como dé lugar. Es una relajación, por cierto muy completa y
con todos los servicios. Muchos de estos servicios operan en la clandestinidad,
en apartamentos donde entran hombres con la intención de un buen masajista.
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