Mi
madre me dijo que teníamos nuevos vecinos, a mí la verdad no me importaba,
hasta que dos días después le vi asomar
en la ventana, en el segundo piso, en el balcón frente a mi casa. Sin camisa y
en una toalla, donde alcance apreciar esos grandes brazos velludos, su enorme
torso, sus tetillas algo peludas, para estar por encima de los 40 estaba muy
bien.
Observaba
el vecindario y yo su cuerpo de gloria, alcanzo a ver que le miraba mucho y se
sacó entre la toalla el pene que ya lo tenía bastante erecto, que grande, lo
saco por la toalla y no lo se lo entraba, me lo exhibía, era lo que quería ver
no. Me lo mostraba con orgullo y cuando vio gente venir se entró a la casa. No
podía creer que tenía eso al frente de mi casa.
Podría
ser mi padre, pero menos mal que no lo era. No podía olvidar el pene que tenía
el vecino. Pronto averiguar que tenía tres hijos, el mayor de 17 años, la niña
de 12 y uno de 7 años, vivía con ellos y con su mujer, madre de los tres
chicos. Me hice amigo de uno de ellos lo más pronto que pude, íbamos al mismo
colegio y le ayudaba con las tareas, con tal de poder entrar a esa casa
Lo
vi un par de veces en la calle, ya vestido, sus camisas apretadas y lo
suficiente mente abiertas para ver ese gran torso, tenía la manía formidable de
tocarse o rascarse el paquete a cada rato. Voy a comprar algo dijo su hijo, y
me dejo solo allí en el comedor, cuando de la nada lo tuve allí al frente,
“haciendo tareas”.- Sí señor, llevaba solo unos calzoncillos.
Lo
más sorprendente era que iba parando el miembro frente a mis narices y
pareciera que tuviera vida, se movía, con intención o sin ella, me veía, sabía
que lo notaba. Yo creo que por poco se los baja al no ser porque su hijo esta
devuelta.
En
un cuaderno encontré una figura que yo no había hecho, la silueta de un pene
extremadamente grande, no parecía dibujado, más bien como si hubiera colocado su miembro viril
sobre el papel y lo hubiera dejado plasmado con el lápiz, pero lo mejor era que
había mucho pelo alrededor del pene, era un pene peludo y las pelotas igual de
velludas y enormes, y eso me gustaba. Lo debió hacer en un descuido, no cabía
duda que era su pene.
Trabajaba
en la línea, en la construcción de un túnel, salía por días, y en aquel día se
disponía a salir, con chaqueta y maletín, salía de su cuarto. Una vez salió y
escuche cerrar la puerta entre al cuarto, había un calzoncillo botado en la
cama, lo recogí, estaban llenos de semen, abundante. Ahí entendí que antes de
partir, como van hacer varios días se pajea, justo a tiempo antes de que lo
recoja un auto.
Parte
de la cama también estaba untada de ese líquido y seguro el jean que llevaba
puesto tendría rastros y llevaría
pequeñas gotas de esperma. No todas las veces trabajaba la mano, aprovechaba
que sus hijos no estaban en casa y el que estuviera lo mandaba hacer algo en la
calle, incluyéndome para él poder metérselo a su esposa mientras ella trataba
de cocinar, ya todos sabíamos que hacían mientras, calmaban sus ímpetus
sexuales.
Al
supermercado los acompañe, él se puso una pantaloneta hecha de jeans, sus
grandes piernas peludas quedaban al descubierto y no paraba de mirar viejas en la
calle y en el mercado, claro él con ese cuerpo no pasaba desapercibido ante
ellas, en la caja hecho muchos condones, de todos los sabores y colores, de una
y otra marca, uno se lo embolsillo. Me invitaron almorzar, y en mi morral salía
una prenda íntima, él los agarro, menos mal que en ese momento solo estábamos
los dos.
Son
tuyos, los saco y los miro, a mí no me cabe aquí ni una de mis pelotas, con ese
culo que se mandaba y esa entrepierna era natural. Desde mi casa me fijaba
cuando llegaba, cuando se iba, así pude descubrir que traía dos o tres putas
para divertirse cuando nadie habitaba la casa. Después de un rato se asomaba a
la ventana con los calzoncillos medio puestos,
ellas salían todas desarregladas una vez cumplían con el servicio.
Lo
extraño era que después de un rato salía a la esquina en un jean azul
desabrochado y con la cremallera a medias,
y sin nada en el pecho, dejaba en
la esquina una bolsa negra pequeña, siempre hacia lo mismo cuando ingresaba
putas, así que espere que lo dejara y que entrara a su casa, cogí la bolsa sin
que nadie me viera y la lleve a casa sin saber su contenido.
Como
estaba solo, la desamarre y bote al
suelo su contenido, no me lo van a creer,
al menos cinco preservativos mal contados de diferentes colore y todos
llenos de pura leche, eran la prueba del delito, la cual se deshacía una vez
consumado el hecho, había suficiente lechita en cada uno.
Cada
vez que visitaba más esa casa me iba ganando más su confianza, ya no le daba
nada estar por ahí en una tanga azul o negra. A tal punto que después de
ducharse salió en bola con la verga parada y peluda secándose la cara con la
toalla dirigiéndose a su cuarto.
Viéndole
en un jean casi siempre desabrochado y sin camisa, aprecio sus abdominales
fuertes y peludos. Fumaba un cigarrillo. Para algo me tenía que servir las
clases de dibujo que había tomado hace poco, era bueno en ello. Le dije que era
para una tarea escolar, y quería dibujarlo en bola, no le pareció una cosa del
otro mundo, “raro, mi hijo no me ha dicho nada”. Con ese cerré las
posibilidades.
Al
otro día toco en mi casa, por suerte me encontraba en plena soledad. “Estas
solo, háganoslo rápido”, y se fue quitando la ropa hasta quedar en una tanga
negra ceñida al cuerpo, se la bajo. Aun
así su cacao era enorme y apetitoso, muy
jugoso como peludo. Tomo pose en el perfil de un griego, con brazos detrás de
la cabeza y su pene iba creciendo, creciendo
por sí solo, pareciera no parar; los pelos que tienen en las pelotas se
esparcían.
Allí
estaba lavándose la verga en el lavamanos, la enjabonaba de lo lindo, más bien
parecía una paja, se subió la tanga, se limpió el sudor. Ahora solo te falta
verme cogiendo y se lo hacía a la columna de mi casa por un instante, era
increíble semejante corrida y seguía duro. Busco su jean y salió hacía su casa.
Era
el grado de su hijo, una fecha muy especial, pidieron el favor de ayudarle con
la corbata, acudí, estaba en el cuarto tratando frente al espejo. Toque, sigue,
tenía la camisa y la corbata medio puesta, pero había un pequeño detalle, que
no escapo de mi vista, sin pantalón y sin calzoncillos, me acerque, la verga
estaba dura, le ayude a colocársela, eso tan cerca de mí.
Pocos
días después en esa misma casa, la mujer me pidió una toalla, que estaría en el
baño. La puerta se encontraba abierta, la recogí, la ducha sonaba, alguien se
estaba bañando y yo que sepa ninguno de sus hijos se encontraba en casa, quien
se bañaba era el macho de la casa, corrí la cortina un poco y ni se porque lo
hice. Su vello corporal estaba empapado de agua, y se enjabonaba todo el
cuerpo, pecho, axilas, el agua caía en su cabeza, se me pasaba por alto, estaba
desnudo.
El
jabón bajaba, en forma circular restregaba su abdomen peludo, le sacaba espuma
y un poco más abajo lo restregaba contra su vello púbico, el miembro había alcanzado
su rigidez máxima. Hasta que se dio cuenta de mi presencia. Hola, mira esto,
tomo algo plástico y flexible donde se colocaba el jabón y lo doblo colocando
alrededor de su enorme glande, usándolo como vagina, hacia penetraciones
seguidas. Le pregunte, “te vas a correr”, si te estás un rato más lo vas a ver,
riéndose. No puedo, tengo que llevar esto, “tú te lo pierdes”.
Era
31 de diciembre, todos celebraban, él llego de trabajar y dormiría un rato
antes de unirse a los demás. Llegaría a su cuarto, tiraría la ropa por ahí, y
se acostaría en la cama en calzoncillos, hasta dormido su miembro iba tomando
forma de vela. Subí sin ser visto por nadie, era pasadas las 11 de la noche,
todos estaban celebrando, lo encontré en su habitación despierto y de pie,
desperezándose, entre y se lo toque, “que haces, estas seguro” Era mi
oportunidad. Y le respondí arrodillándome
y a la vez bajando sus calzoncillos, la tenía frente a mi cara, era hermosa,
grande, ancha con mucho vello.
Me
la empecé a comer y escuche su primer gemido, luego él me bombeaba la boca con
su verga como seguramente lo hace con su mujer y las putas que trae a casa. Se
escuchaba pólvora. Tírate en la cama, ponte en cuatro y pela ese culo que te lo
voy a partir, saque una risa e iba a cerrar la puerta para que nadie
interrumpiera el apareamiento.
Déjala
abierta, así veremos si alguien viene. Me la metió, hizo el kamasutra conmigo, en
todas la poses y por haber, yo ponía cuidado si venia alguien mientras él me
taladraba a lo grande, él estaba concentrado en lo suyo, estaba tan caliente
como su verga, daba y daba sin parar, me encantaba la fuerza en su cara, nunca
me beso y la fuerza era cada vez mayor. Agarraba el testero de la ama y el
hombre me atraía hacia él. Sabía manipular perfectamente sus manos, su culo,
sus piernas.
En
un minuto llegue a pensar que si lo paraba, podía matarme al intentar hacerlo.
Vi en el suelo sus calzoncillos botados, pensar que estaba desnudo, excitado,
comiéndome. Afuera se escuchaba cantar 9.8.7.6.5.4.3.2.1, allí sentí su boca
cerca a mi oído, despaarramaba todo su esperma, justo eras las doce de la noche,
sonaba pólvora y campanas, me abrazo y afuera todos se abrazaban dándose el
feliz año.
Me vestí mientras él estaba desnudo y baje asustado. Él al rato se puso un jean azul, nada más y en el corredor fumaba un cigarrillo, su esposa subió, lo abrazo y se besaron, ponte una camisa y baja. Agarro una camisa morada y abrazos a todo el mundo, cuando tan solo unos minutos en bola me fornicaba.
Me vestí mientras él estaba desnudo y baje asustado. Él al rato se puso un jean azul, nada más y en el corredor fumaba un cigarrillo, su esposa subió, lo abrazo y se besaron, ponte una camisa y baja. Agarro una camisa morada y abrazos a todo el mundo, cuando tan solo unos minutos en bola me fornicaba.
Nos abrazamos,
sintiendo cuerpo con cuerpo, trato de agarrar mi culo y yo cogí su pene, que
estaba un poco duro. Conversaba con los vecinos y en vez de quitarle energía a
su ímpetu sexual, aumento. Cuando menos lo espere, desapareció, creí que estaba
arriba recuperando fuerzas, la puerta como estaba abierta subí, ahonde un poco
en las escaleras y en la mitad de estas contra la pared follaba a una rubia,
empezaba bien el año, era la novia de uno de sus amigos. La disfrutaba y le
comía las tetas hasta entrársela toda y correrse dentro de ella, demorándose
para sacarla, empapada de sudor y semen. Luego le escuche hablar con un vecino,
después de haberse comido a la rubia, que para empezar un buen año, un buen
catre, y que lo haría con su esposa mientras todos dormían; no le basto tener
sexo conmigo ni con la rubia y la terminaría con su esposa.
En
verdad lo hizo, odiaba tener sexo a oscuras, y la habitación de su cuarto fue
la última en apagarse después de un buen rato, le gustaba ver y sentir. Unos
días después se mudaron sin despedirse. Por el barrio 7 mujeres quedaron
embarazadas de él, sus maridos se enteraron, y las abandonaron a excepción de
tres, quienes fueron perdonadas por sus maridos y criaron las crías.
nafsbag@yahoo.es
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