EL INQUILINO

De cabeza tuso, de buen cuerpo y lo mejor no está afeitando su cuerpo como vieja, la tiene peluda, peludisima.
























Un amigo de mi padre, mucho menor que él se quedaría por unos días en  nuestra casa. Ambos dormiríamos en la misma habitación, la pieza es amplia y hay dos camas, tiene desabotonado su jean,  y todo el pelerio se le asomaba, que cantidad de pelos que le salían,  quería tocar toda esa selva.  Que pelerio, -te gusta, eso no es nada, aquí hay mucho más, y las pelotas todas rayadas, aunque tú también debes tener ya, eres un adolescente. Si algo tengo


Y me lo puedes mostrar. Voy a tomar una ducha,  ven y me lo ves. Pero no acudí, mis padres se encontraban en casa,  con el torso al desnudo, pelos en la mitad del pecho y en una toalla entro a la habitación, -que paso, porque no fuiste. Le conté y le dio risa, y quieres verlo todavía. Pues claro. 

Yo estaba semiacostado, arrecostado en el alero de mi cama,  subió a la cama y se quitó la toalla,  que chimpancé, tenía razón había mucho más abajo, una inmensa cantidad de pelos hacia todas partes,  con un pene grande en reposo que salía en medio del pelerio, era como seis veces mi pene.


Puedo tocar, -claro e iba hacerlo cuando alguien toca la puerta,  con una tranquilidad, se volvió a colocar la toalla y abrió la puerta, mi padre, quien me recomendó ante él, - no te preocupes, te lo cuidare.  En la sala y de pie se desabrocha el Jean, ya ver ese matorral de pelos por la cremallera  me sacaba de orbita,  y yo metía la mano, se lo manoseaba, cuanto pudiera, hasta que llegara alguien y disimulábamos la cosa.


Como a la semana lo encontré ligero de ropa con mi padre.  Molesto  salí a la calle, al andén, frente a la casa.  Sin camisa se acercó a mi lado, trato de explicármelo, el man tiene derecho a pegarse su aventura sexual de vez en cuando. Es la primera vez, -no, han sido varias, pasarla rico y disfrutar; quiero verlos tener sexo.  Quedo en avisarme. Dos días y arribo a la habitación, quitándose la ropa, empezando por la camisa,  me voy a bañar con tu padre, bajo el jean,  y se fue llevando puesto unos calzoncillos vinotinto que lo formaban muy bien.

Antes de entrar al baño, se los quito dejándolos en el suelo,  su pene semierecto. Yo permanecía en la habitación contigua al baño, desde allí escuchaba los gemidos de mi padre, él le había dicho que yo me encontraba haciendo tareas,  y tenían tiempo para hacerlo,  también escuchaba el ruido del agua y como pegaba golpes contra la pared hasta que escuche al inquilino decir, me corro, me corro, lo gritaba fuerte.


En otra lo pille con el pene afuera, masturbándose mientras espiaba a mi mama, se lo agitaba. Le reclame, -que tetotas, sería feliz  en medio de ellas. Respeta; - es tu mama, no la mía,  casi que no lo convenzo para que se retirara de ahí y aun así se fue jalándosela. Me explicaba, tu padre monta, y yo monto a mi novia. Y las relaciones sexuales entre ustedes dos, -eso son experiencias.

Llego el sábado, vamos a ver cine x, me llevo a un teatro,  al principio colocaron problema al ser menor de edad, pero con un poco más de dinero y su poder de convencimiento lo logro. Adentro se sacó el pene,  ya lo tenía duro, veía la película y estiro sus manos a los espaldares de las dos sillas del lado, yo se lo masturbaba, hacia esa laborosa labor por él, la cual  disfrutaba mientras veía el film porno. La gente del lugar se acercaba a ver, vámonos y él acepto metiéndosela en el pantalón.

Su novia se encontraba en la ciudad, la llevo a casa, se la presento a mis padres, y me pidió permiso,  para dejarlos solos en la habitación,  accedí, escuchando desde la puerta el rechinar de la cama que iba y venía.  Mis progenitores se enteraron, no les parecía que se tomara la casa de ruana.  Se lo dijeron en el asado, donde sin camisa, su pecho era más peludo. Sera por unos días, que estará aquí, no más.


Efectivamente esa noche durmió con él, frente a mi ojos hicieron el amor, le comía las tetas mientras se lo metía, despacio primero, para terminar como actor porno,  corriéndose dentro de ella. Para en las mañanas estar ella mamándoselo debajo de las sabanas.  Le pidieron marcharse y así lo hizo, despidiéndose de mi con un fuerte abrazo y un apretón de pollas, su mano en la mía y yo en la suya, que empezaba a crecer.




Perdí todo contacto desde entonces, arrepintiéndome ahora que crecí,  como no pude hacer algo más con el inquilino, si mi padre lo tuvo adentro de él y la novia se lo comía.



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