Mis padres se habían metido en líos por drogas, por lo que me pidieron irme con mi tío para evitar que me involucra. Sí dos veces en la vida había visto a ese hombre. Me dirigí a su casa con gusto me acepto en su casa. No podía dormir, me levante, cuando note la habitación de ellos abierta, provenían gritos, me acerque y él follaba a su esposa. Todo su cuerpo estaba tonificado, desde sus piernas, abdomen y pecho.
Quiso explicarme
Me vio parado en la puerta, y siguió haciéndolo, que fuerza. Preferí seguir mi camino, antes de que ella, la esposa de mi tio se diera cuenta de mi presencia. Al siguiente día nos quedamos solos y me pidió disculpas por lo que vi. Tranquilo, eres hombre y tienes que coger, ya no soy un niño y sé que hacen los adultos, ya tengo pelos allá abajo.
Todo un hombre ya…
Sonrió con tranquilidad, ya lo has hecho. Si, pero con hombres, no con mujeres, y no sabes como me los cojo. Aunque hay veces que hago de pasivo, cuando tienen penes grandes, me acerque, así como el tuyo. Me puse de pie y me quite toda la ropa, para mostrarle que ya era un hombre.
Me acerque y me senté encima suyo. Que haces. Con una mano pude sacar su pene de la bragueta, grande y todo mojado, lo masturbe dos o tres veces y me lo meti por el culo, mis ojos se abrieron. Su cara me decía que lo disfrutaba, man basta, pero no lo sacaba, cerraba sus ojos, recibía placer.
No se cuanto tiempo estuve encima, como casi 10 minutos hasta sentir fuertes chorros de leche que salían por montones y como no le puse condon.
El hecho no volvió ocurrir hasta ese dia que fuimos al río con su esposa y sus hijos. Esa tanga que tenia marcaba un paquete enorme. A un descuido de su esposa, lo toque, lo tuve entre mis manos, a puertas de ser descubiertos. Espera, inventamos subir río arriba buscando un lugar donde hacer el almuerzo de sancocho. Ya volvemos.
Río arriba íbamos los dos, su verga a reventar, era mejor que se la quitara y así lo hizo, chupe y comí de ese pene, luego lo monte, cara frente a frente y lo movía con ganas, me destrozaba el culo. Yo gritaba y el aveces lo hacia, me la metia toda. Su verga creció como 4 o 5 centímetros más de su erección.
El chapoteo del agua, era una escena digna de ver de algún campesino de la región. Estábamos más que unidos, me lo hacia como nunca se lo había hecho a su mujer, que ya es mucho decir, porque mantiene como conejo con ella. Nuestra leche corrió río abajo donde estaba su mujer y sus pequeños hijos. Vamos, tenemos que regresar, casi no encontramos las tangas para poder volver.
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